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El blog no está muerto pero como podéis comprobar no puedo dedicarle el tiempo que necesita. Si alguien quiere una breve explicación del parón la encontrará aquí. Iré publicando películas y contestando a los comentarios poco a poco. Gracias por vuestra paciencia, atención e interés.

Actualmente hay 269 películas comentadas

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martes, junio 23, 2009

The White Angel



La vida de Florence Nightingale ha inspirado numerosas producciones cinematográficas y televisivas. Y no es para menos. Durante los noventa años que vivió le dio tiempo a escribir ensayos sobre la causa feminista en el siglo XIX, realizar trabajos pioneros en la ciencia estadística y ser conocida como la madre fundadora de la enfermería moderna.

Quizás sea el biopic "The White Angel" el más completo en cuanto a reflejar los momentos cruciales de la vida de dicha mujer. Comienza mostrando las insalubres y deplorables condiciones de los hospitales londinenses de mediados del siglo XIX y como una muchacha de clase alta (su nombre hacía referencia a la villa italiana que poseía la familia y donde había nacido) toma la decisión de dedicarse por entero a las labores de ser enfermera, y en contra de los deseos de su familia se va a una escuela de enfermeras en Alemania. Tras conseguir su diploma se dispone a trabajar en algún hospital, pero en aquellos tiempos la práctica de la enfermería por parte de mujeres seglares y en tiempo de paz era algo que no estaba en absoluto bien visto.

El estallido de la Guerra de Crimea hizo cambiar la situación. Los informes de los corresponsales de guerra sobre las penosas condiciones de los heridos soliviantaron a la opinión pública. Gracias a la influencia de Sidney Herbert en el Departamento de Guerra, Florence y 38 mujeres más, son enviadas al hospital de Scutary en Turquía. A pesar de la oposición del general médico al mando consiguen mejorar sustancialmente las condiciones de las instalaciones. Evidentemente, la prensa no la pasó por alto y se convirtió en un fenómeno mediático llegándose a componer un poema en su honor titulado "The Lady with the lamp" por su costumbre de realizar una ronda por todos los pacientes del hospital antes de irse a dormir.

En la película se nos muestra que las enfermeras empiezan sus tareas de higiene y limpieza desde el primer momento, pero curiosamente, la observación de que la limpieza de las instalaciones era crucial para la supervivencia no fue debida a Florence. En realidad ella pensaba que la mejor forma de cuidar a los enfermos era mantenerlos en un lugar caliente y con alimentos suficientes. De hecho se llevó al chef Alexis Soyer para la elaboración de los menús. A los seis meses se mandó una comisión parlamentaria a investigar y se comprobó que la mortalidad en Scutary era la más elevada de todos los hospitales militares de la campaña de Crimea. La comisión tomó cartas en el asunto y fue la que recomendó la apertura de las ventanas para airear las instalaciones y que se incrementasen las labores de limpieza, sobre todo de las letrinas. Florence inicialmente estuvo en desacuerdo y no fue hasta su vuelta a Gran Bretaña cuando se dio cuenta de su error al analizar estadísticamente sus propios datos. Pero tuvo la valentía de reconocerlo y de redactar un informe estadístico para el Parlamento.

Evidentemente, ese aspecto no se ve en esta producción. La película sigue la tónica de otras producciones dirigidas por William Dieterle en la década de los años 30, como es el caso de la dedicada a Pasteur, aunque en este caso el tono hagiográfico es más exagerado. Kay Francis da vida a una Florence que no hace más que mirar al cielo esperando inspiración divina y que tiene dos tipos de oponentes: los masculinos encarnados por el doctor Hunt que la miran con desdén y superioridad y los femeninos que son un compendio de frivolidades horrorizadas porque una mujer se atreva a pensar como un hombre.

Desde el punto de vista histórico hay un aspecto bastante interesante en la película y es que se nos muestra la terrible incompetencia de la burocracia del Comisariado británico, u órgano encargado de la logística y suministros a las tropas en Crimea. En un determinado momento, Florence va a pedir sabanas y mantas pues llegan heridos del frente, a lo que el sargento de almacén responde que lo siente mucho, pero que se cierra a las siete. Florence entonces dice "¿Es que acaso la guerra se para a las siete?"y junto con sus muchachas abre las puertas del almacén y toman los suministros.

Sin embargo la película flojea bastante en otros aspectos. El principal es el interpretativo. Kay Francis interpreta a una Florence demasiado santurrona incluso para los años 30. El tempo de la narración además es demasiado plano y casi sin emoción. Los "momentos intensos" no pasan de ser melodramáticos. En la faceta histórica cuando Florence va a Crimea para intentar mejorar las condiciones de los hospitales del frente durante el asedio de Sebastopol, el general médico le impide el acceso a las instalaciones. Ella se sienta frente al centinela y al final es el propio Lord Raglan el que le permite el acceso. Raglan es representado como un benevolente abuelete manco comprensivo y cuidadoso con las condiciones de vida de sus soldados. En realidad fue uno más de los muchos incompetentes que comandaban el contingente británico. Baste decir que fue el responsable de no comunicar al comisario general Filder hasta el 7 de noviembre, que iba a invernar en Crimea y disponiendo las mayor parte de las tropas cercando Sebastopol y alejándolas del puerto de Balaclava. Filder a su vez era otro incompetente que tardó en encontrar madera y leña para suministrar a las tropas pero que no estableció el modo de transportar los suministros desde el puerto. Al final fueron los propios soldados los que debían bajar hasta Balaclava a coger sus suministros.


Recomendable sólo para los interesados en los biopics old-style, o en dicha época histórica.

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sábado, junio 20, 2009

La carga de la Brigada Ligera (The charge of the Light Brigade)




Hoy se cumple el centenario del nacimiento de Errol Flynn, así que aquí va este pequeño homenaje a su figura.


"La carga de la Brigada Ligera" es la típica película de aventuras de los años 30. Los buenos son los anglosajones y los malos son los rusos, franceses, indios, hindúes, chinos, árabes, etcétera (táchese lo que no proceda). Hay espectaculares escenas de lucha y amores románticos y melodramáticos. Así que uno sabe perfectamente que al final los buenos van a ganar no importa lo mal que lo vayan a pasar. Son muy llamativos los parecidos de esta película con "Gladiator". En ambas el protagonista es australiano, en ambas muere heroicamente al final después de haber logrado su venganza y en ambas la Historia real es modificada y retorcida para que la trama encaje. En el caso de "Gladiator", Máximo conseguía restaurar la República Romana, y en ésta, el sacrificio de Vickers cambiaba el rumbo de la Guerra de Crimea. Eso es debido a que esta película está más bien basada en el poema homónimo de Tennyson que en los hechos históricos. Desde el primer fotograma ya se nos relata una de las estrofas y evidentemente acabaremos escuchando el resto del poema mientras contemplamos en la pantalla la famosa carga.

Flynn había alcanzado la fama gracias a "El Capitán Blood" y ésta fue la tercera vez que era dirigido por el director de origen húngaro Michael Curtiz. También fue la segunda vez en que Olivia de Havilland hacía de pareja de Errol Flynn. Entre el reparto encontramos a David Niven, que utilizó una anécdota sucedida durante el rodaje para titular su autobiografía: Traed los caballos vacíos. La frase fue dicha por Michael Curtiz cuando quería decir que -Trajeran los caballos sin jinetes. Flynn y Niven comenzaron a carcajearse y Curtiz se encaró a ellos diciéndoles: Vosotros, creeis que no sé un jodido nada; Os digo: Sé un jodido todo.

Según recoge el libro de Juan Tejero, el primer guión cinematográfico lo escribió el periodista Michael Jacoby y era bastante fiel a los hechos históricos. Sin embargo no despertó mucho interés cuando intentó venderlo. No era la primera vez que se llevaba la historia de la Batalla de Balaclava al cine pues los ingleses ya lo habían hecho en dos ocasiones anteriormente, y los productores no veían muy claro porque iba a interesar al público norteamericano una historia sobre una chapuza militar del Imperio Británico. Pero el éxito del estreno de la Paramount "Tres lanceros bengalíes" cambió el panorama. La Warner Bros se hizo con los derechos del guión y a continuación le encargó al guionista Rowland Leigh que metiese como fuera una historia sobre la India y que además acabara heroicamente. Asi que Leigh desechó todo el material histórico y reescribió el guión por completo. Sin embargo Curtiz no escatimó en gastos para que la película fuera lo más realista posible, (la peícula costó 1'2 millones de dólares). Exigió que los uniformes fueran lo más auténticos posibles, llegándose a solicitar uniformes del 17º de lanceros (transformado en el 27º en la película) y de otras unidades participantes para que los sastres los copiaran en todo detalle.

En el guión original, la primera parte debía de relatar el asedio y masacre de la guarnición de Cawnpore sucedida durante la revuelta Sepoy de la India. Pero alguien le hizo notar a Leigh que dicho asedio sucedió tres años después de la Batalla de Balaclava. Se cambió el nombre de Cawpore por el de Chukoti, y el rodaje siguió adelante. La trama hindú simplemente es la excusa para justificar el deseo de venganza del capitán Vickers. Un deseo que le llevará a cambiar el despacho de órdenes para que la Brigada Ligera cargue de manera suicida contra los cañones rusos pues allí se encuentra Surat Khan, el responsable de la matanza de Chukoti.


Dejando de lado lo improbable que resulta que un maharajá indio se encontrase como aliado de los rusos en plena batalla de Balaclava, lo cierto es que la escena de la carga es realmente espectacular y realista. Pero dicha secuencia tuvo un altísimo coste. Un hombre murió porque al caer del caballo quedó ensartado en un sable. Además, Curtiz no puso reparos en usar la "W continua" para hacer caer a los caballos. Mediante dicha técnica se ataban cables a las patas delanteras de los animales y se enganchaban a postes de madera clavados en el suelo por debajo del campo de la cámara. Cuando el animal había recorrido la distancia requerida el cable se tensaba, el caballo caía y el jinete salía despedido. Evidentemente, el jinete sabía que eso iba a pasar y no sufría daños, pero los caballos sufrían heridas atroces. 50 de ellos tuvieron que ser sacrificados. Para evitarse problemas, muchas de las escenas fueron filmadas en México. El propio Flynn encabezó una campaña para que dicha técnica cruel acabase y lo cierto es que al cabo de unos años el Congreso norteamericano aprobó una ley contra dichas prácticas.


Esta notable película consolidó a Errol Flynn como el estereotipo del héroe de acción de aquellos años. Evidentemente esto hizo incrementar su vanidad y le convirtió en un personaje algo odioso para muchos directores y equipos técnicos. Lo cierto es que Flynn no dejaba indiferente a nadie. Durante el rodaje un extra le gastó una broma que le hizo caer del caballo. Flynn se levantó y tras sacudirse el polvo dijo -¿Quién es el hijo de puta que ha hecho esto?- El causante de la broma le dijo - Yo, ¿Tienes algún problema? - a lo que Errol contestó - Baja del caballo - Y tras hacerlo le pegó una paliza que le envió al hospital. Posteriormente se hicieron amigos y se fueron a correr juergas con David Niven y con Patric Knowles.


No es de extrañar que dijera esta frase: Me gusta el whisky viejo y las mujeres jóvenes.


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viernes, junio 12, 2009

Gladiator






¡A mi señal! ¡Ira y Fuego!




Son muchos los que critican a "Gladiator" en varios de sus aspectos. Y no voy a ser yo el que les niegue la razón. De Historia tiene tan sólo lo imprescindible para hacer un buen atrezzo. Se abusa de los efectos digitales. El guión es un refrito de otros guiones anteriores pertenecientes a grandes clásicos, está lleno de lagunas y es de un maniqueísmo insultante, etc, etc, etc. Pero son muchos más los que la consideran una gran película que tuvo la virtud de resucitar el cine de romanos treinta y seis años después del fiasco de "La caída del Imperio Romano".


En mi opinión, esta notable película épica palidece cuando se la compara con "Espartaco" y "Ben-Hur", las dos joyas de la corona de dicho género. Si hablaramos en términos gastronómicos, estaríamos comparando una hamburguesa con un solomillo. Sin embargo a veces a uno le apetece comerse una hamburguesa y disfrutarla si está bien hecha. Y hay que reconocer que el avispado Ridley Scott nos sirve una sabrosa hamburguesa de las buenas. Supo contentar al público y hacer bien las cosas desde el punto de vista de la productora. Si el objetivo era conseguir un éxito cinematográfico a escala mundial y ganar un montón de pasta, "Gladiator" lo consiguió con creces.


Fue el cuadro Pollice Verso lo que inspiró a Ridley Scott para realizar esta producción. Inicialmente se intentó dar el papel protagonista a Mel Gibson, pero lo rechazó. Así que el personaje de Máximo fue a parar al australiano Russell Crowe, famoso tras su interpretación de policía en "L.A. Confidential". Joaquin Phoenix le daría la replica como el malvado y retorcido emperador Cómodo. Para el resto del reparto Scott contó con viejas glorias que dieran prestigio a la cinta y que interpretasen a personajes cruciales. Así tenemos a Richard Harris en el papel del emperador Marco Aurelio, a Oliver Reed en el del lanista Próximo, y a Derek Jacobi, protagonista de "Yo, Claudio" en el papel del senador Graco. Para los secundarios que debían ser los fieles amigos del protagonista contó con Djimon Hounsou en el papel de Juba, un trasunto del Draba de "Espartaco". La escasa presencia femenina se reduce a la actriz Connie Nielsen. La épica banda sonora, en la que destacan la presencia de voces femeninas fue compuesta por Hans Zimmer y Lisa Gerrard.


¿Por qué considero que "Gladiator" es una hamburguesa? Porque como ellas está formada de tres ingredientes básicos, en este caso las tres películas de romanos que he mencionado antes: "Espartaco", "Ben-Hur" y "La caída del Imperio Romano" y está preparada para su consumo rápido y sin que el comensal piense demasiado en lo que deglute. La trama vuelve a situarnos en el año 180 DC, con Marco Aurelio luchando contra los germanos. Otra vez encontramos a un capaz general, esta vez de origen hispano y llamado Máximo, que será victima de las intrigas del cruel Cómodo en su ascenso al trono imperial. Sin embargo esta vez no hay sutilezas ni soliloquios. El malo es un parricida que no se anda con chiquitas a la hora de eliminar a sus oponentes y a sus familiares cercanos. Así que ya tenemos el leitmotiv del protagonista que se resume en la siguiente frase: Me llamo Máximo Décimo Meridio, comandante de las legiones del Norte, ..., y alcanzaré mi venganza en esta vida o en la otra - Y para que dicha venganza sea espectacular nada mejor que hacerle un gladiador y ponerle minifaldita para conseguir arrancar suspiros de las féminas. En cuestión de unos cuantos meses, Máximo conseguirá vengarse, alcanzar el martirio, acabar con el cruel Cómodo y volver a reinstaurar la Républica Romana devolviendo el poder al Senado. ¡Eso es un héroe y lo demás tonterías!


Reconozco que fui a verla con una cierta aprensión. Pero cuando vi la secuencia inicial de la batalla en Germania casi me levanto a aplaudir. Por vez primera veía en la pantalla grande a un ejército romano en formación de batalla que no parecía un grupo de extras disfrazados. Incluso se veían a tropas auxiliares uniformadas de manera distinta a los legionarios. Y las cohortes avanzaban en formación cerrada, hombro con hombro y no como si fuera un paseo por el campo. Es cierto que la recreación no era perfecta y tenía sus fallos: la caballería romana sale con estribos y el general en jefe nunca cargaría al frente de ella, los legionarios no arrojan los pila al enemigo y al final se acababa luchando en combates individuales y no en equipo. Pero era la mejor recreación que había visto hasta ese momento superando a la mítica escena de "Espartaco". La espectacular batalla contra los germanos se filmó en un bosque inglés que debía ser deforestado. Las llamas que vemos no son efectos digitales, son auténticas, y el bosque quedó completamente arrasado. Se tardó 20 días en filmar dicha secuencia y se utilizó una técnica cinematográfica similar a la usada para las escenas de acción de "Salvar al soldado Ryan". Después de la batalla empecé a interesarme por la historia, pero comprendí que estábamos delante de una película-espectáculo made in Hollywood y no de una película-seria, así que deje descansar al cerebro en la butaca de al lado y me dispuse a disfrutar de los fuegos de artificio. Y doy fe de que disfruté un montón.


A pesar de que se utilizaron grandes decorados para algunas de las escenas, la película utilizó con profusión los efectos digitales, incluso para "revivir" al actor Oliver Reed, que murió de un ataque al corazón durante el rodaje. Se cuenta que cuando Scott vio el Coliseo Romano le pareció pequeño, así que recreó digitalmente una Roma Imperial grandiosa basándose en los bocetos dibujados por Albert Speer para el Berlín del Reich de los Mil Años. En las escenas del Circo se llegaron a usar unos 2.000 extras, pero la sensación es de 40.000 personas. Scott utilizó un viejo truco ya usado en "Ben-Hur". Sólo las filas cercanas a la arena están ocupadas por personas reales, mientras que las filas posteriores son rellenadas con "maniquíes digitales". El presupuesto final del la película superó los 100 millones de dólares. Dicha cantidad se amortizó en tan sólo en las dos primeras semanas de taquilla. Al final de su exhibición en cines había ganado un total de 457 millones de dólares.


Hay muchos gazapos y errores históricos. Uno bastante curioso es que en la versión inglesa Máximo dice que es de "Trujillo" (sic), el nombre moderno de la romana Turgalium. Quizás lo hicieron para crear una especie de paralelismo con Francisco Pizarro. En la versión española se decidió que Máximo dijera que era de Emerita Augusta, la actual Mérida. En el aspecto cinematográfico un gazapo muy llamativo es que el personaje del fortachón de Hagen es resucitado para la ocasión de transportar el cadáver de Máximo. Supongo que cada uno de los espectadores tendrá su gazapo preferido de esta película. En mi caso el que más me divierte es la increíble cabalgada de 2.500 kilómetros que hace desde Germania hasta la actual Extremadura en un par de días. Y es que ya no se hacen caballos como los de antes.


Pero hay que reconocer que la película tiene muchas más virtudes que defectos. Es entretenida, es espectacular y consiguió resucitar el interés por el género histórico. Si no hubiera sido por ella es probable que no se habrían realizado otras producciones modernas, buenas o malas, sobre la Historia Antigua. El historiador Allen Ward la definió como la mejor y la peor de las películas sobre la Antigua Roma. Creo que coincido con él.



Fuerza y Honor




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viernes, junio 05, 2009

La caída del Imperio Romano (The Fall of the Roman Empire)





Una gran civilización no es conquistada hasta que no se ha destruido ella misma desde dentro.


"La caída del Imperio Romano" ha pasado a la historia del cine como la película que marcó la caída del productor Samuel Broston y que casi acabó con el género cinematográfico del peplum. Aunque fue estrenada en 1964, un año después de "Cleopatra", bien podría haber llegado a las pantallas en 1962 ya que la construcción de los decorados comenzó durante el rodaje de la superproducción "El Cid". Tras finalizar dicha película la réplica del Foro Romano ya estaba terminada y lista para ser usada. Así que Bronston le propuso a Charlton Heston participar en su nuevo proyecto. Pero éste declinó la oferta pues estaba harto de las películas de romanos, por lo que en su lugar le propuso que participara en el rodaje de "55 días en Pekín". Heston aceptó pero con la condición de comenzar inmediatamente el rodaje. Así que Bronston paralizó la construcción de los decorados romanos y ordenó las construcción del Pekín del siglo XIX. Tras finalizar el rodaje de "55 días en Pekín" los gigantescos decorados orientales fueron demolidos y sustituidos por los aun más gigantescos decorados de la Roma Imperial. De hecho, el set del Foro Romano aún ostenta el record de decorado de mayor tamaño jamás construido (400 x 230 metros). Los decorados fueron posteriormente reutilizados para el musical "Golfus de Roma".


Samuel Bronston era un sobrino de Leon Trosky, pero es más conocido en el mundo del cine por ser el hombre que trajo Hollywood a España. Aunque anteriormente se habían rodado algunas películas en el país debido a sus ventajas económicas, fue Bronston el primero que realizó una importante inversión construyendo unos grandes estudios en la localidad madrileña de Las Rozas. La productora de Bronston llegó a completar 6 superproducciones antes de irse definitivamente a pique, pero consiguió que España fuera uno de los destinos preferidos por los grandes estudios para posteriores rodajes.

Bronston quería grandes estrellas en el reparto. Tras la negativa de Heston se tanteó a Kirk Douglas para el papel del general Livio, pero también declinó la oferta. Fue Stephen Boyd, el Mesala de "Ben-Hur" quien finalmente aceptó. Como protagonista femenina se contrató a la bella Sofía Loren por un sueldo de 1 millón de dólares, convirtiéndose así en la segunda artista que cobraba dicho estipendio (la primera fue Lyz Taylor por "Cleopatra"). Alec Guinnes daría vida al emperador Marco Aurelio, James Mason a su consejero Timonides. También participaron Omar Shariff, Mel Ferrer y Anthony Quaile. Sin embargo, el papel del venal emperador Cómodo sería interpretado por un actor de teatro casi desconocido en la pantalla: Christopher Plummer. Para la dirección, Bronston volvió a contar con Anthony Mann (por eso muchas secuencias ambientadas en Germania tienen un cierto sabor a western), y para la música con Dimitri Tiomkin, que realizó una interesante banda sonora considerada por muchos como lo mejor que ha aportado este film a la historia del cine.

En el aspecto histórico la acción transcurre entre los años 180 a 192 DC. La elección no es casual y se basa en el trabajo de los historiadores Dion Casio y Edward Gibbon. En esos años se realizó la transición de un Reino de Oro a un Reino de Herrumbre. Como asesor técnico se contrató al prestigioso historiador Will Durant (es el autor de la frase que pone punto final a la película y que se muestra arriba). La historia se inicia con la campaña que el emperador Marco Aurelio está llevando a cabo contra las tribus germánicas del Danubio, las Guerras Marcomanas, pero también está preparando su sucesión por ello convoca a un representante de cada confín del Imperio Romano. Mann consigue transmitirnos la vastedad, el poder y la diversidad de dicho Imperio mediante un desfile de las diferentes unidades romanas frente a Marco Aurelio al poco tiempo de comenzar el film. Éste pretende nombrar como sucesor al capaz Livio, pero una conspiración acaba con él y Livio proclama emperador a Cómodo frente al cadáver de Marco Aurelio.

Paradójicamente se nos muestra a Marco Aurelio como un amante de la paz y a Cómodo como un belicista irredento ávido de provocar guerras a diestro y siniestro. En realidad la época de Marco Aurelio fue una continúa sucesión de guerras encaminadas a asegurar las fronteras del Imperio. Y Marco Aurelio permitió que Cómodo co-gobernase con él en sus últimos años (o sea, que no era tan inteligente como le pintan). La situación cambió en cuanto Cómodo llegó al poder. Firmó tratados de paz con todo el mundo para que le dejaran tranquilo y así dedicarse a su pasatiempo favorito: hacer de gladiador. Al principio parece que todo el mundo estuvo contento con él y sus medidas pacificadoras. Pero poco a poco el poder se le fue subiendo a la cabeza y comenzó a hablar de "una nueva época y un nuevo orden" llegándose a autoproclamar hijo de Júpiter y actuando como un nuevo Rómulo, publicó un edicto cambiando el nombre de la propia Roma por Colonia Lucia Annia Commodiana (ambas situaciones se recogen en la película). Tras su asesinato en el 192 el Senado declaro sobre él la Damnatio Memoriae. Sin embargo, lo peor estaba por llegar.

Además de las luchas entre los germanos y los gladiadores-legionarios al comienzo de la cinta, la escena bélica más espectacular se sitúa en la segunda mitad de la producción. Se trata de la Batalla de los Cuatro Ejércitos en la que se mezcla una guerra civil romana con la lucha frente a los partos y los armenios. La secuencia fue filmada en Manzanares del Real y participaron unos 8.000 soldados del ejército español. También se usaron un total de 1.200 caballos. No tiene ninguna base histórica ya que como se ha indicado antes, el reinado de Cómodo fue bastante pacífico en lo que atuvo a la política exterior (sólo hubo algunas luchas en la Dacia y en Britania). Pero viene a representar la futura rivalidad entre el Imperio de Occidente y el de Oriente. Desgraciadamente la batalla se convierte en la típica melé sin orden ni concierto y no muestra para nada el estilo de lucha de los legionarios romanos de dicha época. En líneas generales la película trata bastante bien diversos aspectos de la historia romana como los intentos de asimilación de los germanos, aunque estos sucedieron casi un par de siglos después; la creciente influencia del cristianismo en los órganos de poder a través del personaje del liberto Timonides (James Manson); los intentos de conspiración para derrocar a Cómodo y por supuesto el carácter degenerado de dicho personaje, interpretación que supuso el reconocimiento de Plummer como un gran actor. Otras escenas con base histórica son la del soliloquio de Marco Aurelio que se basa casi completamente en frases y pensamientos de la obra Meditaciones del propio emperador y también la secuencia final en la que la guardia pretoriana subasta el trono imperial.

Con una duración de tres horas y un coste estimado de 20 millones de dólares la película supuso un sonoro fracaso. Es probable que el hastío del público con el fracaso de "Cleopatra" influyera en la mala recaudación. Pero esta producción también tiene sus propias pegas. Su principal mérito, el respeto a la Historia, se convirtió en su principal desventaja para el gran público. Su tono documental, sus largos diálogos y su oscura fotografía dio como resultado una película aburrida. En cuanto a sus interpretes tuvo la desgracia de que no hubo ninguna química entre Boyd y Loren. A los únicos que merece la pena destacar son Guinnes y Plummer. El resto del reparto lo hace correctamente. Pero paradójicamente fue un remake de esta película la que consiguió resucitar el género de películas de romanos y devolverlo a las pantallas con gran éxito.


Para los interesados en la Historia la película tiene más valores positivos que negativos y es digna del esfuerzo que hay que hacer para verla. Para el resto puede ser bastante plomiza aunque merece la pena dedicarle un tiempo si no se ha visto.


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