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sábado, abril 25, 2009

Cleopatra




Si hay un personaje del período de la Antigua Roma que rivaliza en fama con Julio César ese personaje es Cleopatra. La vida y amores de dicha reina han sido llevados al cine en numerosas ocasiones, pero probablemente las adaptaciones más conocidas sean la dirigida por Cecil B. de Mille en 1934 y por supuesto la de Joseph L. Mankiewicz de 1963.


La "Cleopatra" de Cecil B de Mille, de la que se cumplen 75 años de su estreno, es una apoteosis de extravagancia, oropel y decadencia. La sensual actriz Claudette Colbert interpretó a una Cleopatra con el look de vampiresa que se estilaba en aquellas épocas. El trasfondo histórico es una mera excusa para mostrar una historia de lujo, amor, sexo y pecado, tan del gusto del director. Incluso llegó a reírse del famoso código Hays para la decencia en el cine que acababa de entrar en vigor, indicando que cumplía dicho código para justo después insertar un llamativo desnudo en el fotograma inicial con el título de la película.





Para el argumento, de Mille se basó en las obras de Shakespeare y en las idealizadas pinturas románticas del siglo XIX. La escena más famosa de la película es la dedicada a la seducción de Antonio por Cleopatra que tiene lugar en el barco de ésta última. Dura 20 minutos, una quinta parte de la película. Hay una gran coreografía de extras en diversos números musicales, luchas, acrobacias y decorados fastuosos. Cuando por fin vemos a Antonio y Cleopatra besarse y dispuestos a consumar su amor, de Mille nos tapa la escena con unas grandes cortinas dispuestas por las esclavas y en las que toma posición un gran esclavo negro armado con un alfanje montando guardia. Mientras la cámara se va alejando mostrándonos la cubierta del barco con dos filas de remeros cuyos remos comienzan a moverse al son de los golpes de un tambor que evidentemente representan otros embates, pero de naturaleza más íntima.


No es precisamente en el aspecto histórico en lo que destaca esta película. Aunque se hace referencia al arbitraje por parte de César de la disputa entre Cleopatra y su hermano Ptolomeo, no se hace ninguna referencia al destino de Pompeyo. A su vez, César es representado como un líder que sólo ambiciona el dinero y las riquezas de Egipto. Su asesinato sigue las pautas de la obra de Shakespeare. En cuanto al enfrentamiento entre las fuerzas de Octavio y Marco Antonio, el ejército egipcio que se representa es de los tiempos de Ramsés con una gran multitud de carros. También vemos brevemente, aunque de manera muy sangrienta, una serie de enfrentamientos terrestres y uno naval que se supone que es la Batalla de Actium.


Hay dos secuencias que a mi me gustan de esta película. La primera es cuando Marco Antonio decide combatir a Octavio y llama a sus generales para debatir los planes de combate. Ninguno de ellos acude salvo Ahenobarbo. Éste también le abandona pero antes le explica el porqué, nunca luchará contra Roma. Así que le devuelve unas cadenas que lleva en su coraza y que representa las condecoraciones ganadas en las distintas campañas en las que luchó a su lado. La otra es el suicidio de Cleopatra. La Colbert tomó una serpiente de verdad entre sus manos y se la acercó a su pecho. La escena culmina con un bello fotograma de la fallecida reina sentada en su trono. En mi opinión es el mejor suicido de Cleopatra representado en el celuloide.




Pero sin duda la "Cleopatra" más famosa es la protagonizada por Elizabeth Taylor, Richard Burton y Rex Harrison. La que está considerada como la tercera película más cara de todos los tiempos y que casi arruina a la 20th Century Fox, comenzó como un humilde proyecto con un presupuesto de 2 millones de dólares. Después de tres años de rodaje y un gasto de 44 millones de dólares (unos 300 millones de hoy en día) sólo recaudó la mitad. Fue un auténtico fiasco o flop en jerga anglosajona.


Walter Wanger, productor de éxitos como "La Diligencia" o "La reina Cristina de Suecia", compró en 1958 los derechos de una novela titulada The Lifes and Times of Cleopatra con el objetivo de hacer una pequeña película protagonizada por Joan Collins, famosa por su papel en "Tierra de Faraones". Pero la Collins no quería verse encasillada en el rol de egipcia y declinó la oferta. Se barajaron otros nombres, entre ellos el de Audrey Hepburn. Finalmente Walter Wanger le ofreció el papel a Elizabeth Taylor, que en ese momento estaba rodando "De repente, el último verano". Quien cogió la llamada del productor fue Eddie Fisher, el marido de la Taylor en ese momento. Eddie le comunicó a su esposa la oferta y Elizabeth en plan broma dijo "Seguro, dile que por un millón de dólares". Wanger aceptó el salario y la Taylor se convirtió en la primera estrella en tener un sueldo de 1 millón de dólares.


No sólo eso, el contrato estipulaba que dicha cantidad se le abonaría por cuatro meses de rodaje. Por cada semana adicional cobraría 50.000 dólares y tendría además 3.000 dólares semanales para gastos y transporte gratuito para ella y su familia. Además obligaba a que el rodaje fuera en el extranjero para evitar problemas fiscales. Julio Cesar sería interpretado por Peter Finch y Marco Antonio por Stephen Boyd. Como director se contrató a Rouben Mamoulian. El presupuesto se disparó a los 6 millones de dólares.


Se pensaba iniciar el rodaje en septiembre de 1960 en los estudios Cinecittà de Italia. Pero ese año se celebraban las olimpiadas en Roma así que alguna mente privilegiada propuso los estudios Pinewood de Londres. Tras construir 3 hectáreas de decorados y desviar parte del Támesis para representar el Nilo, el rodaje dio comienzo el 30 de septiembre. Y entonces, como era de esperar en el otoño inglés, apareció la niebla y la lluvia. El rodaje se convirtió en un auténtico desastre, que culminó el día 3 de noviembre cuando Liz Taylor tuvo que ser ingresada a causa de una meningitis. La actriz permaneció ingresada más de un mes y la producción se detuvo. El 3 de enero de 1961, Mamoulian abandonó la película. Sólo se habían filmado 12 minutos de película y el presupuesto de 6 millones ya había sido superado.


Wanger estuvo rápido en sus reflejos y le ofreció el puesto a Joseph L. Mankiewicz. Éste ya había trabajado con la Taylor en "De repente el último verano" y además había dirigido la aclamada "Julio César". Mankiewicz puso dos condiciones, libertad para cambiar el guión y para elegir nuevos protagonistas masculinos. Parecía que las cosas tomaban un nuevo cauce cuando Liz Taylor fue ingresada de nuevo a causa de una neumonía. El asunto fue bastante grave porque la tuvieron que introducir en un pulmón artificial y realizarla una traqueotomía. Su cicatriz del cuello fue la pesadilla de cualquier maquillador a partir de entonces. El 27 de marzo abandonó el hospital. Pero esto le vino bien al proyecto y a la actriz como reclamo publicitario. Tanta simpatía despertó que le concedieron el oscar ese año por su interpretación en "Una mujer marcada".


La Fox decidió que Londres no era el sitio más adecuado para el rodaje así que todo el equipo se trasladó a la primera opción: Roma. Finch y Boyd habían abandonado la producción por otros compromisos y se contrató a Rex Harrison y a Richard Burton. En septiembre de 1961 todo parecía volver a empezar en Cinecittà. Y lo cierto es que lo que empezó allí dejaría pequeño a lo que había sucedido en Londres. Mankiewicz se dispuso a realizar una gran superproducción fusionando los argumentos de dos obras teatrales: César y Cleopatra de Robert Shaw y Marco Antonio y Cleopatra de Shakespeare. Así que se contrataron 5.000 extras, se construyó el doble de decorados e incluso una flota de galeras cerca de Anzio. Pero al poco tiempo empezaron los problemas. Las extras femeninas se declararon en huelga debido a las largas manos de sus compañeros masculinos. Mankiewicz tuvo que reescribir el guión casi cada día debido a los caprichos del trío protagonista. Para colmo de males, los robos de material fueron numerosos (hay quien afirma que el valor sustraído fue un tercio del presupuesto final) y debido a las tardanzas en el rodaje, muchos directores italianos aprovechaban para tomar prestados los decorados y así realizar sus peplums (los ingleses también hicieron lo mismo). El rodaje sufría tantas pausas por los caprichos de la Taylor que Burton y McDowall tuvieron tiempo de participar en "El día más largo" y Martin Landau pudo aprender italiano. La puntilla fue el romance entre Lyz Taylor y Richard Burton. Lo bueno es que dio publicidad a la película, lo malo es que fue muy negativa.


Otros aspectos a destacar de esta película es su banda sonora realizada por Oliver North (el mismo que compuso la de "Espartaco"). De su calidad habla el hecho de que fue un éxito de ventas, mayor que el de la propia película. También hay que apuntar las notables interpretaciones de los secundarios como Martin Landau como Rufio y Roddy McDowall como Octavio. Se gastaron unos 200.000 dólares en los 65 vestidos usados por la Taylor y el traje de oro que usaba era de oro auténtico. La espectauclar toma de la entrada de Cleopatra en Roma tuvo que ser filmada dos veces porque en la primera se veía a unos extras tomando un helado. Como curiosidad final está el que que se filmó en el sistema panorámico TODD-AO, cuya patente era de Mike Todd, un ex-marido de la Taylor, por lo que ésta se embolsó una sustanciosa cantidad por dicho concepto. Al final, la Taylor ganó más de 7 millones de dólares y fue la única beneficiada de esta odisea.


La película que Mankiewicz terminó tenía un total de 6 horas y su plan era estrenarla como dos películas independientes. Pero la Fox se negó a ello y le obligó a cortarla hasta las 4 horas para su première. Para las copias que debían distribuirse en las salas se cortó una hora más de rodaje para así poder proyectar más de una sesión al día. Justo antes de su estreno estalló la última pelea entre los actores. En el cartel promocional tan sólo aparecían la Taylor y Burton, en un guiño descarado hacia su affair durante el rodaje. Rex Harrison entonces demandó a la Fox porque en su contrato se establecía que las fotos o figuras promocionales de los tres actores debían aparecer con el mismo tamaño y nunca por separado. La solución fue dibujar a Harrison en el lado izquierdo como una especie de fantasma que posa su mano en Cleopatra. La película sólo consiguió recaudar 26 millones de dólares y la Fox pudo salvarse de la quiebra gracias a que en 1965 estrenó "Sonrisas y lágrimas".


En el aspecto histórico la película es bastante fiel a la relación de los acontecimientos que transcurren en dicha época. Comienza con un plano general del campo de batalla de Farsalia, donde César aniquiló a Pompeyo. Una vez en Egipto, César se encuentra con Cleopatra y tras arbitrar a su favor en la disputa con su hermano, vemos el asedio de los romanos y el incendio de la Biblioteca de Alejandría. Durante esa escena los legionarios romanos forman una tortuga, aunque por su longitud y por los "curiosos" escudos que portan más bien parece un cocodrilo. Tras nacer Cesarion, Julio César vuelve a Roma y transcurren dos años hasta que los amantes vuelven a encontrarse. La entrada de Cleopatra en Roma montada en una gigantesca esfinge es una de las secuencias más espectaculares del cine de romanos. Tras el asesinato de César y la proclamación de Octavio como heredero, Cleopatra debe de huir con su hijo. Así termina la primera parte y tras el intermedio suecede una elipsis y nos vemos trasladados a la conclusión de la batalla de Filipos y el establecimiento del Segundo Triunvirato. Es entonces cuando Antonio se encuentra con Cleopatra y es seducido por ella, lo que aprovecha Octavio para desprestigiarle frente a la plebe. Antonio debe de volver a Roma y allí es obligado por motivos políticos a casarse con Octavia, la hermana de Octavio. Pero Antonio vuelve con Cleopatra y se divorcia de Octavia lo que será aprovechado como casus belli por Octavio para iniciar la Última Guerra Civil de la República. En realidad fue Antonio el que declaró la guerra a Octavio, así que esto es una licencia poética.


Dicha guerra se decidió en la batalla naval de Actium. Seguramente se realizó con el ánimo de superar a la representada en "Ben-Hur". En mi opinión no lo consigue. La gran batalla queda reducida a una persecución entre dos galeras, unas cuantas panorámicas de maquetas en la lejanía y una representación de pequeños barcos sobre un tablero. Y encima está mal explicada. En la película es Antonio el que tiene la posición ventajosa de la cantidad, tanto en mar como en tierra y por eso arde en deseos de atacar. Y lo hace por el centro de la flota romana donde se ha dispuesto como señuelo al buque insignia de Octavio. Lo cierto es que Antonio estaba bloqueado en una zona insalubre, la enfermedad hacía estragos en su ejército y tenía menos barcos, aunque más grandes. Por eso lo que intentó fue romper el cerco al que le había sometido Octavio. Dividió sus fuerzas en cuatro escuadras, siendo una de ellas la de Cleopatra con los barcos del tesoro. La flota de Antonio desplegó las velas intentando que el viento permitiera a sus barcos escapar pues las de Octavio sólo contaban con sus remos. Antonio lanzó un ataque con la escuadra de su izquierda, mientras que con el grueso se desplazaba a su derecha. Pero quien estaba al mando de la flota de Octavio era Agripa y supo contrarrestar a Antonio. En la confusión, Cleopatra y su escuadra pudieron escapar.


Personalmente creo que lo mejor de la película es hasta el complot de los idus de marzo. Opino que el Julio César interpretado por Rex Harrison es uno de los mejores de todos los del celuloide y eso se nota. A partir de su desaparición la película se centra en el romance de Burton y la Taylor. Lo malo es que se nota mucho que no interpretaban, sobreactuaban. Se ve que Mankiewicz debía de estar ya agotado a esas alturas de la película y les dejó por imposibles. Un botón como muestra: el mejor ejemplo de que Taylor no hizo una buena Cleopatra es comparar la escena del suicido con la realizada por la Colbert (*). El resultado es que esta película sólo les parece una obra maestra a los fanáticos de la Lyz Taylor. Al resto de los espectadores, si te gusta mucho ese período de la historia, o el cine épico de los años 60, entonces "Cleopatra" se puede ver e incluso quizás disfrutar. Si no es así, es probable que esta mastodóntica producción resulte aburrida.


(*) Redacción alternativa de la frase para evitar susceptibilidades: El mejor ejemplo de hasta que punto la actuación de la Colbert es mejor que la de la Taylor, es comparar la escena del suicido realizada por cada una de ellas.

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