
Haciendo de la necesidad, virtud, Roberto Rossellini consiguió rodar "
Roma, ciudad abierta" y dar nacimiento a un nuevo estilo cinematográfico conocido como
Neorrealismo Italiano. En agosto de 1944, Rossellini, Fellini y el guionista Amidei comenzaron a trabajar en el guión. El rodaje se inició en enero de 1945, seis meses después de la
ocupación de la ciudad por los aliados. Es decir, la producción se llevó a cabo en una Italia completamente devastada por la guerra, y con una carencia absoluta de dinero, materiales, decorados y actores. Es por ello por lo que se realizó una gran parte del rodaje en exteriores y con luz natural consiguiéndose el toque de documental y la fotografía de las grandes masas de civiles tan características del neorrealismo. Tan sólo se construyeron cuatro decorados para el rodaje de interiores. En la producción sólo hay dos actores profesionales, Aldo Fabrizi interpretando al cura Don Pietro y la temperamental
Anna Magnani en el papel de Pina. El resto son aficionados que nunca se habían puesto delante de una cámara. Rossellini llegó a utilizar a prisioneros de guerra alemanes para el papel de soldados nazis.
La historia está basada en diversos acontecimientos que ocurrieron en la Roma ocupada por los alemanes antes de su evacuación. En concreto el asesinato de
Teresa Gullace por los alemanes y el fusilamiento del sacerdote
Giuseppe Morosini por colaborar con los partisanos. Con un evidente maniqueísmo, Rossellini nos muestra por un lado a los buenos: -la
Resistencia Italiana y los civiles romanos -, y a los malos: -los alemanes y los colaboradores-.
La leyenda dice que la filmación comenzó antes de que los alemanes evacuaran Roma y que la resistencia italiana robaba la película para Rossellini. Como los rollos de película eran diferentes entre sí, esto explicaría el aspecto de que la película parezca estar hecha a trozos de diferente brillo y contraste. Pero eso es sólo una leyenda. El
negativo original está compuesto por tres tipos de película y todos los exteriores están filmados con el mismo tipo. Los cambios de brillo y contraste tan sólo se debieron a que el revelado fue deficiente.
A pesar de que se la considera una de las obras míticas del séptimo arte, yo creo que esta película no está envejeciendo bien y está quedando más como una obra sobre como creía verse a si misma la Italia de 1945, que como era la Italia de 1943-44. Una de las cosas que menos me gustan es el retrato tan benevolente de los propios italianos como si no hubieran sido aliados de los alemanes y no hubieran nunca roto un plato. De hecho los colaboracionistas que salen parecen de otro país. Y si ya nos fijamos en el retrato de los alemanes ni te cuento. Para mi el peor error de la película es el estereotipo del nazi malo malísimo y además maricón. Prefiero ese término a afeminado porque creo que es el que intenta transmitir la película, el de que los alemanes además de ser unos sádicos eran unos degenerados. Desgraciadamente, los italianos mientras iban ganando no cuestionaron el fascismo. De hecho, Italia fue fascista antes que el nazismo llegara a Alemania. El propio Rossellini realizó entre 1941 y 1943 una trilogía de películas de propaganda bélica fascista: "
La nave bianca", "
Un pilota ritorna", "
L'Uomo della croce". Un poco de autocrítica no habría venido mal.
Un punto interesante de esta cinta es que es una de las primeras en que nos muestra el efecto de la guerra sobre los niños como una metáfora de lo males causados. En este caso es el hijo de Pina quien representará ese dolor. Los niños también participan activamente en el conflicto como miembros de la resistencia. Rossellini volverá a utilizar a los niños en posteriores producciones dándoles un mayor protagonismo. No en vano, uno de los fotogramas más famosos de la película es
la fila de niños con Roma al fondo.
Lo mejor de la película son las interpretaciones de Fabrizi y de la Magnani. Como ya han señalado los blogs de
Steiner y
Kleist, esta película contiene una de las secuencias más memorables, trágicas y poderosas del cine. Se trata de la muerte de Pina cuando corre desesperada tras los alemanes que se llevan a Francesco, su prometido. Con dicha secuencia y con el martirio de Don Pietro, "Roma, ciudad abierta" puede considerarse como un auténtico canto al amor y el valor humano frente a una opresión despiadada. Pero a pesar de su trágico final, de toda esa destrucción y horror, se nos muestra que todavía puede haber una esperanza.
Quizás la frase que mejor resume el espíritu de la película es la de Don Prieto: No es difícil morir bien. Es difícil vivir bien.
La crítica en
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