
“Días de gloria” es una típica y tópica película de propaganda de la IIGM realizada en Hollywood. Pero a diferencia de otras producciones, la cinta está ambientada en la URSS. Se nos relata las vicisitudes de un grupo de partisanos rusos tras las líneas alemanas en el primer año de la invasión de Rusia (como bien me ha apuntado Kleist, en plena operación Tifón cerca del sector de la ciudad de Tula). Su líder es el frío y taciturno Vladimir (Gregory Peck). Antes de la guerra era un ingeniero orgulloso de sus obras, ahora es un vengador lleno de odio. El grupo de partisanos está compuesto por obreros y campesinos que se han visto obligados a cambiar sus herramientas por los fusiles. Pero a ellos llegan también gentes de la ciudad, entre ellos la bailarina Nina (Tamara Toumanova) con la que Peck iniciará un romance.
Hay dos cosas destacables de la película. La primera es la actuación de Peck en un papel que se volverá a repetir en su carrera. En un determinado momento el grupo toma prisionero a un alemán y cuando Vladimir lo ve, intenta matarlo el mismo a culatazos mientras en su rostro se refleja un odio visceral. Ese toque despiadado volveremos a verlo en películas posteriores como “Almas en la hoguera”, “Moby Dick” o “Los niños del Brasil”.
La segunda son las escenas finales de la película, cuando el grupo partisano consigue distraer al principio y luego aguantar en su refugio el ataque de los tanques alemanes. Aunque se note que son tanques americanos en el sistema de suspensión, al menos están bastante bien caracterizados como Panzers-IV. Asimismo, es meritoria la secuencia final en la que Peck intenta contenerlos utilizando un fusil antitanque asistido por Nina que le sirve la munición al mismo tiempo que presta juramento como soldado de la URSS.
Para ser una película de propaganda es bastante decente.