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El blog no está muerto pero como podéis comprobar no puedo dedicarle el tiempo que necesita. Si alguien quiere una breve explicación del parón la encontrará aquí. Iré publicando películas y contestando a los comentarios poco a poco. Gracias por vuestra paciencia, atención e interés.

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jueves, febrero 26, 2009

55 días en Pekín (55 days at Pekin)



Reconozco que le tengo cariño a esta película que vi en mi niñez cuando la tele aún era en blanco y negro. No es la mejor de las películas épicas realizadas en la España de los años 60, pero si por algún motivo oigo la palabra Pekín no puedo dejar de asociarla a la imagen de Ava Gadner con semblante agotado pero aun deslumbrante, Charlton Heston luchando a brazo partido y a David Niven manteniendo la flema británica a pesar de todas las contrariedades.


"55 días en Pekín" nos muestra el épico asedio del barrio diplomático de la capital china que sucedió durante la rebelión de los Boxers. Las semillas de dicha rebelión fueron plantadas en el conflicto comentado en la película "La Guerra del Opio". Tras la derrota, la dinastía Qing no sólo tuvo que acceder a que el comercio de dicha droga se restableciera. También tuvo que permitir el tráfico de occidentales por sus dominios. Al poco tiempo una avalancha de misioneros cristianos comenzó a evangelizar las tierras chinas. No creo ser el único que en su niñez le ponían en las manos una hucha del Domund y le decían que gracias a ese dinero que colectaba se podían bautizar nosecuantos chinitos.

Como es comprensible los chinos no vieron con mucha simpatía esa imposición de costumbres por parte de los bárbaros occidentales. Pero lo cierto es que una cultura milenaria había sido derrotada y humillada sin paliativos por aquellos "bárbaros", así que tampoco debe extrañar que muchos súbditos chinos se sintieran atraídos por dichas costumbres y por sus ideas. Tras la Segunda Guerra del Opio, tanto Gran Bretaña como Francia impusieron la apertura de embajadas en Pekín. Pero eso significó que los chinos también tuvieron derecho a abrir su embajada en dichos países europeos.

Hacia el final del siglo XIX se desató una ola de violento nacionalismo en el norte de China. La punta de lanza de dicho movimiento era la Sociedad de los Puños Justos y Armoniosos. Dicha secta creía que gracias al entrenamiento atlético, la vida ascética y el apego a las tradiciones podían desarrollar unos poderes sobrenaturales que les permitían volar y ser inmunes a las balas. Es curioso notar que esa creencia todavía está muy presente en la actual filmografía china. Para abreviar, los británicos llamaban boxers (boxeadores) a los acólitos de dicha secta amante de los puños.

Inicialmente los boxers odiaban por igual a los occidentales y a la dinastía Qing. Para empeorar las cosas, se permitió que los misioneros estuvieran exentos de algunos impuestos. Algunas de dichas ventajas también se aplicaban a los católicos practicantes. Esta prebenda fue establecida por el gobierno chino con el ánimo de permitir una modernización del interior del país gracias a la labor de los misioneros. Sin embargo muchos vieron que aquello podía desembocar en el establecimiento de colonias occidentales y la disgregación de China. La emperatriz Cixi (a la que da vida la británica Flora Robson) comenzó a apoyar el movimiento boxer y poco a poco el eslogan de estos fue "¡Viva la dinastía Qing! ¡Mueran los extranjeros!". En abril de 1900 las diferentes legaciones diplomáticas pidieron refuerzos militares a sus respectivos países.

En junio de 1900 una fuerza conjunta de boxers y soldados chinos atacó diversas instalaciones occidentales. Los miembros de las embajadas occidentales decidieron fortificar el barrio diplomático de Pekín. El 20 de junio fue asesinado el embajador alemán. El 21 de junio la emperatriz Cixi declaró la guerra a todos los países occidentales y comenzó el asedio de dicho barrio. Bajo el mando del embajador británico Claude Maxwell MacDonald, los occidentales consiguieron resistir un asedio de 55 días. El único armamento pesado del que disponían era un viejo cañón de avancarga británico montado sobre un armazón italiano cuyos proyectiles eran rusos y sus servidores norteamericanos. No es de extrañar que fuera llamado el "cañón internacional". Una unidad que se distinguió fue la fuerza japonesa de 24 marineros bajo el mando del coronel Shiba (interpretado en la película por el director de cine japonés Juzo Itami). Tuvo más de un 100% de bajas. Eso se explica porque muchos de sus miembros fueron heridos, entraron en la lista de bajas, volvieron al combate y volvieron a ser heridos. Durante el asedio ocurrió una catástrofe cultural similar a una ocurrida 1900 años antes. Los chinos prendieron fuego a una zona de viviendas cercanas al barrio diplomático para debilitar las defensas occidentales. Sin embargo el viento llevó las llamas hacia la Academia Hanlin, el equivalente chino de la Biblioteca de Alejandría.


Un breve apunte histórico. En la película sale la embajada española y el embajador español es interpretado por Alfredo Mayo. Mucho crítico progre cree que es una concesión al régimen de Franco pero lo cierto es que España tenía una embajada en Pekín. El embajador era Bernardo Cólogan y Cólogan y era el decano del cuerpo diplomático. Negoció el tratado y fue el primero en firmar los acuerdos con el gobierno chino. Además, el productor Samuel Bronston no era tonto. Si filmas en España lo más inteligente que puedes hacer es tratar bien a los anfitriones. Mucha gente del cine de este país comía gracias a las películas americanas.

Las potencias occidentales no habían permanecido ociosas. Desde mayo de 1900 formaron la Alianza de las Ocho Naciones y comenzaron a realizar planes para marchar sobre Pekín. Se vieron favorecidos por el hecho de que algunas provincias no se unieron a la emperatriz Cixi. De todas formas su avance se vio entorpecido inicialmente por la feroz resistencia boxer. Pero tras aumentar sus efectivos consiguieron derrotar a los chinos. El 14 de agosto llegaron a Pekín.

La película no nos muestra lo que ocurrió después. Los contingentes occidentales se dedicaron a la represión de los boxers, pero de camino saquearon todo cuanto pudieron. El contingente alemán se caracterizó sobre todo por cumplir la orden del Kaiser Guillermo de comportarse como los hunos para que nunca más un chino mire de manera desafiante a un alemán. China tuvo que pagar una gran cantidad en indemnizaciones y aunque la emperatriz Cixi permaneció en el trono, las diferentes potencias extranjeras la convirtieron en una marioneta. Sin embargo Rusia y Japón pretendieron anexionarse diversas zonas de Manchuria y aquello conduciría a la guerra Ruso-Japonesa. Por supuesto, el odio hacia el extranjero no desapareció y el nacionalismo chino simplemente evolucionó prescindiendo del mandarinato.

Volviendo a la película, esta es famosa porque acabó con la carrera del director Nichola Ray. Éste llegó a sufrir un ataque al corazón después de una acalorada discusión con el productor, Samuel Bronston. Para la película se llegó a reproducir, incluyendo las cloacas, a toda la Ciudad Prohibida de Pekín en los estudios cinematográficos del pueblo madrileño de Las Rozas. Muchos de los fastuosos trajes chinos de la corte eran los originales que habían sido adquiridos por una familia florentina tras el colapso de la dinastía Qing. Como extras se contrató prácticamente a todos los emigrantes chinos que había en España, que eran unos 2.000 y que casi todos ellos trabajaban en restaurantes.

También fueron famosas las disputas entre Ava Gadner y Charlton Heston. En esos días, la Gadner estaba deprimida tras su tormentosa relación con el torero Luis Miguel Dominguín y raro era el día que no bebía de más. Solía olvidar los diálogos y llegó a ser tan complicado trabajar con ella que se decidió matar a su personaje en lugar de permitir el típico "happy-end" con beso final entre los protagonistas. Pero sin duda lo mejor de la película son las escenas del asedio y los combates para rechazar a las hordas de fanáticos chinos. La mayor parte de ellas fueron dirigidas por Guy Green y Andrew Marton, pues Nicholas Ray intentó dar a la cinta un toque más melodramático. Bronston pensaba que lo que el público demandaba era espectáculo y eso era lo que les iba a dar. Sin embargo se equivocaba. La película no funcionó bien en taquilla, y en mi opinión eso se debe a que falló el elemento melodramático. Adicionalmente, no ha envejecido bien y hoy en día es una película de una absoluta incorrección política. De todas formas es una de esas películas épicas que cualquier amante del cine clásico está obligado a ver al menos una vez. Muy probablemente la disfrutará.

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miércoles, febrero 18, 2009

La Guerra del Opio (Yapian zhanzheng, 鸦片战争)



En julio de 1997 expiró el mandato británico sobre el puerto chino de Hong-Kong. Entre los diferentes fastos que organizó el gobierno chino se encontraba la producción de esta película que narraba los hechos conocidos como la Primera Guerra del Opio y que condujeron al establecimiento de dicha colonia. Costó 15 millones de dólares y fue la película china más cara filmada hasta la época. Una minucia si las comparamos con los 200 millones de "Titanic".


Lo que más sorprende de "La Guerra del Opio" es que es bastante imparcial alejándose de las típicas películas de propaganda que la habían precedido. Es cierto que arrima un poco el ascua a su sardina, pero muchísimo menos de lo que cabría esperar teniendo en cuenta quién la financiaba. Los británicos no salen retratados como unos diablos-extranjeros-explotadores-inmisericordes-de-los-pobrecitos-chinos. En su mayor parte son retratados como unos mercaderes de la droga del siglo XIX que no dudan en pedir el apoyo militar de su país para llevar a cabo sus negocios, pero también salen las discusiones en el parlamento británico y las protestas por la injusticia que supone el iniciar una guerra por mantener el tráfico de una droga.



En realidad, hubo dos Guerras del Opio. La primera ocurrió entre 1839 y 1842. La segunda entre 1856 y 1860. Pero el conflicto se gestó en el siglo XVIII. En esa época el Imperio Británico actuó como un auténtico narcoestado. China seguía una política económica tremendamente proteccionista. Exportaba té, seda, porcelana y especias. Pero sólo aceptaba como pago lingotes de plata. Esto comenzó a causar graves problemas a la economía mercantilista británica. Los bienes ingleses no eran deseados por los chinos, tan sólo la plata. Así que Inglaterra se puso a buscar otro tipo de mercancía que equilibrase la balanza. Y lo que hizo fue comenzar a exportar opio de contrabando desde la India. El opio era usado como medicina por los chinos, pero los ingleses eran conscientes de que producía adicción. Los británicos aplicaron la regla número uno del capitalismo salvaje: el mejor mercado es el mercado esclavo. De esa forma dieron la vuelta a la balanza. En 1729 el problema del número de adictos era tan grave que el emperador proclamó un edicto prohibiendo la venta y consumo de opio. Pero la corte estaba en el norte, bastante alejada de sus provincias fronterizas con la India y de los puertos del sur. En 1730 la cantidad de opio exportada era de 15 toneladas. En 1838 el contrabando superaba las 1.400 toneladas.


Ese mismo año el mandarinato confió el asunto a Lin Zexu nombrándole Gobernador de las provincias de Hunan y Hubei. Éste acabó con los funcionarios corruptos y cerró los puertos a todo tráfico comercial británico hasta que se parase el contrabando del opio. Confiscó el opio que encontró en los barcos británicos anclados en puertos chinos y lo destruyó. En 1839 llegó a enviar una carta a la Reina Victoria reprochándole que el comercio británico se basara en el tráfico de una droga ilegal dañina para la salud. Cuando los ingleses tuvieron noticias de la destrucción del opio mandaron un ejército anglo-indio apoyado por una flota que incluía barcos a vapor. El 23 de agosto tomaron el pequeño puerto de Hong-Kong como base avanzada en la desembocadura del río Zhu Jiang. Un año después tomaron la ciudad de Cantón y controlaron así el Zhu Jiang. Los diversos intentos chinos de reconquistar el terreno perdido fueron detenidos. A mediados de 1842 los británicos lanzaron una expedición contra Shangai y así controlar el río Yangtze. La superioridad técnica fue tan aplastante que los chinos fueron derrotados rápidamente. En agosto de 1842 se firmó el tratado de Nanjing por el que China no sólo debía de permitir el tráfico de opio, sino que además se vio forzada a pagar una indemnización y a ceder Hong-Kong a los británicos. El mandarinato hizo que Lin Zexu fuera el cabeza de turco y lo envió al exilio.


Lo más destacable de la película es que cuida bastante el aspecto histórico aunque a veces resulta algo confusa, sobre todo si el espectador no está familiarizado con la historia y geografía chinas. No habría estado mal si hubiera sido un documental dramatizado. Pero se supone que no es un documental, sino una película para el disfrute del público. Y en ese sentido tiene el defecto de que es bastante plana y aburrida. Se intenta asombrar al espectador con algunas escenas de masas y con espectaculares tomas al estilo de "El último emperador", pero no pasan de ser meros fuegos de artificio. Lo cierto es que tiene un peculiar aroma a película de los años 50 o 60. En las producciones occidentales de esa época, los japoneses solían ser interpretados por chinos y los pieles rojas por mejicanos. Bueno, pues en esta los ingleses parecen interpretados por rusos o alguna etnia similar, porque tiene el aspecto menos "británico" que yo jamás haya visto (ver el video de la toma de Dinghai).


Para frikis de la historia colonial británica.



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jueves, febrero 12, 2009

Resplandor en la oscuridad (Shining Through)





Cuando uno ve "Resplandor en la oscuridad" se queda con una sensación de que es una especie de mezcla de otras películas más conocidas. Así a bote pronto, hubo escenas que me recordaron a "Cuando Harry encontró a Sally", Melanie Griffith parece que repite el papel de "Armas de mujer", en cuanto al guión me recordó a "Sonrisas y lágrimas" pero sin música y por lo que le pasó durante el rodaje podríamos estar frente a "El guateque".


El argumento es el de una novela con el mismo nombre, pero al parecer la historia sufrió cambios bastante significativos. Según los que han leído la novela tan sólo se utilizó la última cuarta parte del libro, obviándose el tono más distendido de la novela y para colmo rejuvenecieron al personaje de Linda obviando su entrenamiento como espía. La verdad es que Melanie Griffith resulta bastante increíble como espía con la misión de encontrar los documentos sobre el desarrollo de los cohetes alemanes y cuya única formación y entrenamiento es la receta del strudel y el visionado de películas de intriga de los años 30.


La película fue promocionada por un lado por su reparto pues contaba con las dos estrellas del momento: Michael Douglas y Melanie Griffith. Entre los secundarios estaba Liam Neeson y John Gieguld. También se promocionó en base a que fue una de las primeras producciones filmadas justo después de la unificación Alemana. Algunas escenas se rodaron en el Berlín Oriental, lo malo es que los exteriores se parecían bastante poco al Berlín de la IIGM. Por ello se tuvieron que construir decorados a mansalva (la ambientación es lo mejor de la película). Uno de estos decorados costó la friolera de medio millón de dólares y debía de ser reventado en la escena del bombardeo de la ciudad. Lo malo es que la primera vez que se explosionó, ninguna cámara estaba rodando.


Cuando se estrenó fue un auténtico desastre de crítica y público. La cinta se llevó el Razzie a la peor película y al peor director. Lo cual no debe de extrañar si uno se para a analizar la historia. Está llena de sinsentidos, no hay intriga ni suspense y las interpretaciones son pésimas. Es probable que el libro explique algo mejor las cosas, pero aparte de lo dicho antes sobre la el personaje de Melanie Griffith, es realmente difícil de imaginar que un oficial de la OSS que no tiene ni idea del idioma alemán sea enviado al corazón del Tercer Reich para salvar a su amante. Aunque si tuviera que elegir cual fue el peor momento de la película, me quedaría con la escena final de la frontera suiza. Es uno de los finales más artificialmente melodramáticos y almibarados de la historia del séptimo arte.


Mejor pasar de ella.




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jueves, febrero 05, 2009

El ojo de la aguja (Eye of the Needle)


El ojo de la aguja” es la adaptación cinematográfica del best-seller homónimo escrito por Ken Follet. Personalmente opino que es una película bastante maja que combina muy bien los elementos del “thriller” y del melodrama.

El punto de partida es muy interesante. “Aguja” es el nombre en clave de un agente alemán en Gran Bretaña durante la Segunda Guerra Mundial. Donald Sutherland da vida a este espía frío, calculador y despiadado. Éste descubre que el tan cacareado Primer Ejército de Patton que está preparado para lanzarse sobre el paso de Calais es en realidad un ejército falso (La famosa operación “Fortitude). y que el desembarco real será en Normandía. El problema es cómo transmitir la información a Alemania. Como la información es difícil de creer se le ordena regresar a Alemania a informar personalmente y entregar el material fotográfico que ha conseguido. Pero el servicio de contraespionaje británico le sigue de cerca. “Aguja” se ve obligado a escapar hasta Escocia donde tomará un bote para ser recogido por un submarino que le llevará a su patria. Sin embargo el mal tiempo se cruza en su camino. Su pequeño bote naufraga pero consigue llegar a la Isla de las Tormentas. Allí sólo hay cuatro personas: un pastor de ovejas, y una familia en el que el marido está paralítico por un accidente de coche, una esposa resignada a su suerte y un hijo de unos tres años. "Aguja" será acogido por sus habitantes y tendrá un romance al estilo “El amante de Lady Chaterlay” con la esposa (Kate Nelligan).

El principal handicap de la película es que hay secuencias que están grabadas de un modo bastante chapucero. No lo digo por el anacronismo del helicóptero, sino porque hay escenas en las que se nota demasiado que se han hecho en el decorado de un estudio y en las que se lanzaba los cubos de agua a los protagonistas. Y no digamos la secuencia en la que la cinta va hacia atrás y se ve el humo de la casa ¡entrando por la chimenea!


Afortunadamente la mayor parte de la película no es así. La banda sonora de Miklós Rózsa es muy buena, así como la fotografía de las desoladas costas escocesas. Me gustó bastante el modo en que el MI-5 va cerrando el cerco en torno a "Aguja". También es de destacar la magnífica situación de suspense que se crea cuando nos damos cuenta de que en la isla hay 5 personas y una de ellas es un asesino sin escrúpulos. Pero lo que más me gustó es la evolución de la psicología de los personajes. El marido hace de típico paralítico amargado por el estúpido accidente del que tuvo la culpa. Lo hemos visto muchas veces en otras producciones, pero sin embargo descubrirá que aún tiene algo por lo que luchar, aunque su descubrimiento será tardío y trágico (ver video). La mujer frustrada descubrirá que aún es deseable por otro hombre. Y el despiadado “Aguja” se humanizará por su amor a una enemiga de su país. Lo que más me gustó de la película es el momento en que ella descubre que él es un espía. A partir de ahí los dos toman la misma decisión dejando a un lado sus sentimientos. Ambos se quieren, pero ambos están obligados a cumplir un deber hacia sus respectivos países, aunque Donald Shuterland mostrará ser el más débil. Él intentará llegar a Alemania procurando no hacerle daño a su amante. Ella en cambio tiene muy claras cuales son las prioridades cuando él desiste en rendirse. Su enfrentamiento es una guerra a pequeña escala, pero igual de destructiva.


Muy recomendable



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Crítica en el blog de Von Kleist
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