
No creo equivocarme si digo que "
Los desastres de la guerra" es la mejor adaptación que existe sobre la
Guerra de la Independencia. Realizada en el año 1983 por el director Mario Camus, esta coproducción hispano-francesa contó con un presupuesto de 300 millones de pesetas. De nuevo estuvieron muy bien gastados, tanto en vestuario y ambientación, como en el rodaje de escenarios naturales. Muchas de las tomas están hechas en los palacios de
La Granja,
Riofrío o el
Palacio Real. Como guionistas participaron Rafael Azcona, Eduardo Chamorro y Jorge Semprún.
Tomando como base la
serie homónima de 82 grabados realizados por el pintor Francisco de Goya, la trama gira en torno a una tétrada de personajes:
El Empecinado, el general
Leopoldo Hugo,
Goya y el rey
Jose I. Los dos primeros encarnan el antagonismo de dicha guerra, mientras que los dos últimos serán el contrapunto reflexivo a tanto salvajismo. Alrededor de ellos tendremos a otros personajes históricos como Napoleón, Fernando VII, Murat, Palafox, Wellington, ... En total intervinieron unos 160 actores en distintos papeles. Camus pensó con acierto en Sancho Gracia para que diera vida a Juan Martín El Empecinado. Su fama merecida por "
Curro Jiménez" le convenció de que era un valor seguro para asegurar el éxito. Para el papel de Goya contó con Francisco Rabal que en esos momentos estaba volviendo a resurgir como actor de talento. Sin embargo la contrapartida francesa no era de la misma calidad. Los actores de segunda fila Bernard Fresson y Phillipe Rouleau interpretaron al general Leopoldo Hugo y al rey Jose I respectivamente. Sin embargo si me gustaría hacer mención de los actores Pierre Santini que interpreta a
Napoleón y de Francisco Cecilio en su papel del
Rey Felón. Aunque sean papeles secundarios, no lo hacen nada mal.
Salvo por algunas excepciones, Camus evitó representar grandes batallas y de esa forma evitó que el presupuesto se disparara. La mayor parte de las acciones bélicas son emboscadas de los guerrilleros o algunas escaramuzas con los franceses. Los grandes enfrentamientos como
Bailén,
Medina del Rioseco o
Los Arapiles son nombrados para poner en situación a los personajes. En el caso de la Batalla de Vitoria lo que vemos es el paisaje después de la batalla. Las escenas de masas quedan reducidas a las columnas de tropas francesas marchando, el
Levantamiento del Dos de Mayo incluyendo
La carga de los mamelucos y el asalto al parque de artillería de Monteleón. La única gran batalla que se ve en toda la serie es la
Batalla de Somosierra y Camus demostró una gran maestría en su recreación. Los planos generales se rodaron en el mismo lugar y en pleno invierno, por lo que la nieve y la niebla son reales. Y en eso consistió en truco. Aprovechar la niebla para dar sensación de que había más gente de la que realmente vemos en la pantalla. La secuencia de la carga polaca y la desbandada del ejército español dura tan sólo 1 minuto, pero es un ejemplo magistral de como rodar con pocos recursos y sin efectos digitales, tan sólo trucaje artesanal.
La serie también tiene sus "peros" debidos en parte a pagar el peaje de ser una coproducción (los franceses pusieron 148 millones). Aunque es cierto que Wellington y sus muchachos no fueron precisamente un modelo de como debe de comportarse un "ejército libertador", se llega a insinuar que éste intentó traicionar a El Empecinado. Otra cosa curiosa es que no vemos ni una sola violación. Pero a mí lo que más me chirría es la insistencia en hacer ver que los afrancesados y los franceses sólo buscaban
el bien y la modernidad de España y para ello no se duda en afirmar en varias ocasiones que la
Carta de Bayona fue la primera constitución española y que la
Constitución de Cádiz era una simple copia de la primera. Sólo hay que leer el primer artículo de cada una de ellas para darse cuenta de tal falacia.
A pesar de todo, es una de esas obras que deberían de considerarse como material didáctico obligatorio en los institutos, sobre todo la media hora final dedicada al "¡Vivan las caénas!".
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