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martes, febrero 27, 2007

Kolberg




"Kolberg" es una película histórica en si misma. Según la leyenda, es la última película que se estrenó en la Alemania nazi, aunque parece ser que eso no es cierto. Lo que si es cierto es que se utilizaron unos 20.000 soldados de la Wehrmacht como extras, en un momento en el que Alemania necesitaba hombres en todos sus frentes. También es cierto que fue el film más caro producido por el regimen nazi (se utilizaron 100 vagones de sal para simular nieve). Y que cuando se estreno a finales de enero de 1945 quedaban muy pocos cines en pie para su exhibición.

La película teoricamente narra la historia del asedio de la ciudad de Kolberg (actualmente Kołobrzeg) durante la campaña napoleónica sobre Prusia en 1807. Dicho asedio duró desde el 26 de abril hasta el 2 de julio, cuando se firmó el tratado de Tilsit. Goebels quería que la película fuera un revulsivo que alentase el espíritu de resistencia del pueblo alemán, pero para cuando fue estrenada ya había poco que alentar. Para colmo, parece ser que Goebels hizo que por un lado se modificase la historia y por otro se cortasen un montón de escenas de luchas en las que las tropas prusianas eran duramente castigadas, aunque luego fueran las vencedoras, para evitar que desmoralizasen al pueblo alemán.

Como he señalado antes, el asedio histórico de Kolberg es en 1807, pero como en esa guerra Prusia es derrotada finalmente, Goebels hizo que la acción comenzase en 1813, el año en el que finalmente Napoleón es derrotado en Leipzig. La escena inicial es en las calles de Breslau donde desfilan soldados prusianos marchando alegremente mientras son aclamados por la gente, que también marcha disciplinadamente detrás. Seguidamente vemos a Gneisenau intentando convecer al rey de Prusia de que entre en guerra, sobre la importancia de que un pueblo defienda su patria y que un rey debe de liderar a su pueblo. Para ello le pone el ejemplo de Kolberg. Entonces, la acción se traslada a 1806 iniciandose con la abdicación del Emperador y la disolución del Sacro Imperio. A continuación el director nos lleva a Kolberg. Vemos a una ciudad idílica llena de bailes y festejos en el que el alcalde Joachim Nettelbeck asiste con temor a la progresión del ejército francés (Se supone que es después de la derrota prusiana en la Batalla de Jena-Auerstadt). Brevemente, vemos a Napoleón en Postdam frente a la tumba de Federico el Grande. Luego volvemos a Kolberg donde se nos muestra a diversos personajes de la ciudad que lo que realmente quieren es rendirse al invasor francés, entre ellos el comandante de la plaza. Pero Netelbeck está dispuesto a resistir, así que forma una milicia popular (la Landwehr).

El tiempo pasa y llegan noticias en las que se exige la rendición de las ciudades alemanas. Muchas lo hacen, pero el consejo de Kolberg decide resistir. Napoleón ordena asediar las ciudades en rebelión. Comienza 1807, y Nettelbeck no se ha retractado de su posición por lo que el comandante militar le arresta. Los franceses mientras llegan a Kolberg ¡en invierno!. El hermano de Nettelbeck se ve obligado a quemar la granja familiar apara evitar que los franceses la aprovechen como posición artillera. Nettelbeck en prisión, da una carta a su sobrina para que la haga llegar al rey. Los ciudadanos ante el asedio francés entonces exigen la liberación de Nettelbeck. La sobrina de Nettelbeck llega a la corte Prusiana en Konignsberg para rogar que le den un comandante militar de valía. Allí se encuentra con la reina Luisa, ("el único hombre de Prusia" en palabras de Napoleón) y tras dicho encuentro, el enérgico Gneisenau es nombrado comandante de la plaza. El mejor momento de la película es el primer encontronazo entre Nettelbeck y Gneisenau, pero este último deja bien claro que él es el que manda como comandante militar.

Así que Gneisenau se pone al frente y después de lanzar el típico discurso patriótico a los "Prusianos y Alemanes", lo que decide es lanzar un buen ataque contra los franceses. Las escenas de batalla de "Kolberg" seguramente fueron las más grandes jamás filmadas hasta que se estreno "Voyna i Mir", pero desgraciadamente no son ni la mitad de buenas. Lo cierto es que defraudan bastante si tenemos en cuenta el número de extras que participaron. Los ataques de infantería son "en masse" y completamente desorganizados. Cualquiera aficionado a la Historia Napoleónica sabe que las tropas avanzaban en formación cerrada, no como si fueran tropas de combate de 1940. Otras veces por el contrario, las tropas están tan apelotonadas que parece que no hay orden. Además, los efectos especiales son terribles. No digo que se deba ver las bayonetas en las tripas, pero es que los extras no disimulan nada de nada que están peleando de mentirijillas. Una acierto histórico, las tropas francesas van tocadas con bicornio, no con el chacó.

Tras el exitoso ataque prusiano, los franceses se lo toman a pecho y viene el contraataque sobre unas posiciones en la playa. Y allí tenemos a los prusianos esperándoles. Por fin, vemos avanzar a los franceses en formación de columnas cerradas, tanto que parecen cuadros, y sin voltigeurs. Lo cierto es que recuerdan a las típicas formaciones de nazis desfilando ante Hitler que se ven en los documentales de la época. Estas "columnas" avanzan contra una interminable línea austriaca de ¡4 tiradores de fondo: 2 en el suelo, 1 arrollidada, y 1 de pie! y con una línea de cañones detrás de ellos. Evidentemente los franceses son masacrados.

Hay una escena bastante llamativa, en el sentido propagandístico, en la que vemos a Gneisenau explicando su sistema defensivo sobre un plano de Kolberg y ordendando la inundación de las fertiles tierras del sur. El alcalde entiende que es un sacrificio necesario así que todos los civiles se ponen a cavar como locos canales para dirigir la inundación hacia dichas tierras. En dicha escena muere el hermano de la protagonista, un derrotista pro-galo afeminado que quería salvar su violín. Típico mensaje nazi, el buen intelectual es el intelectual muerto.

Ante el fracaso de sus asaltos, los franceses comienzan a bombardear incesantemente la ciudad, y las escenas supongo que intentan reflejar lo que sufrían las ciudades alemanas bajo los bombardeos aliados, pero Kolberg no se rinde. Evidentemente, se insiste en que los prusianos están en inferioridad de condiciones (Gneisenau dice en un determinado momento que solo tiene 2.000 soldados y 5.000 civiles frente a 35.000 franceses con 500 cañones). Pero a pesar de esa inferioridad, la ciudad consigue aguantar el asedio gracias a la firma del tratado de Tilsit. Tras ello volvemos a situarnos en 1813, cuando ha sonado la hora para Prusia de tomar revancha sobre Napoleón. El Rey se convence de las palabras de Gneisenau y decide que es el momento de luchar contra Napoleón porque es la ¡¡hora de la libertad!!. Teniendo en cuenta quien era el productor, a eso se le llama cinismo.

Una película bastante floja para el gasto que supuso. En cuanto a su función propagandistica, la verdad que las hay bastante mejores.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Sobre Gneisenau; era un símbolo de la decisción de luchar de los prusianos, así que tenía un valor emocional como ícono. (Como Bolivar, el Che, o el empecinado) Con la salvedad de que después de esa peli quedó "rayado" y hoy no se le recuerda tanto.

Sobre lo de las formaciones cerradas, es obvio que Goebbels quería simbolizar las batallas contemporaneas, no del pasado. Especialmete aplicables a lo de la inundación, porque entonces se practicaba una estrategia de tierra quemada, que sería saboteada por Speer, pero era un tema importante.

Curiosamente, que yo sepa, cuando se terminó de filmar, los alemanes consiguiron un éxito defensivo al contener la ofensiva rusa precisamente en prusia, pero parece que fué porque los soldados sabían que Hitler se quedó en su Bunker de Prusia, y eso los motivó tanto como cuando Churchill se decidió quedar en Londres en 1940.

Comparado con el triunfo de la voluntad, muy inferior en propaganda, pero hay que tener en cuenta que ya se habían tocado tantas cuerdas emocionales, que...

Más práctico hubiera sido decir: "Luchad por vosotros, porque han jurado aniquilarnos" sobre todo porque como decía Liddell Hart, la estrategia de bombardeo aliada, combinada con la rendición incondicional era la mejor propaganda que los aliados podían haberles hecho a los nazis.

Major Reisman dijo...

Buenas

Gracias por el interesante comentario Harold.

Además de lo que indicas no deja de sorprender el esfuerzo que le dedicaron, no sólo a producirla, sino también a estrenarla. Y eso que casi nadie fue a verla. Por un lado falta de ganas y por otro, falta de cines.

Saludos

muntaner dijo...

Hasta donde yo sé Gneisenau no quedó 'rayado' por Kolberg (la película). Su prestigio, cuando menos en la BRD, permanece bien a salvo de las manipulaciones de Hitler y de sus chicos. Incluso diría que en los últimos tiempos, desde que el historiador Hofschröer comenzó a desmontar con lamentable paciencia y enojosa meticulosidad la 'epopeya' británica contra Boney, su presencia se hace más y más patente. Puede que tenga que ver con la proximidad de 2015 y el segundo centenario de la campaña de Flandes. El primer centenario no se pudo celebrar, por razones obvias, aunque para el segundo ya se conocen algunos detalles del programa de festejos, y las previsiones dicen que serán sonados. No parece que la BRD vaya a renunciar al papel que los soldados alemanes (prusianos y no prusianos) tuvieron en aquella campaña de cuatro meses (duró algo más que la jornada de Waterloo), ni que se vayan a conformar con esa leyenda británica que relega a Blücher a un papel de comparsa secundario, y menos aún a permitir que se siga pasando por alto que Waterloo no acabó a las nueve de la noche, sino a las tres de la madrugada, y que quien acabó ganándola fue el Graf Neithardt von Gneisenau, por mucho que tal cosa pueda fastidiar a los herederos y descendientes del muy glorioso Duke of Wellington.

A los interesados en ir poniéndose al día les recomiendo la lectura detallada de www.gneisenau.de. De veras que no tiene desperdicio.

Major Reisman dijo...

Buenas

Gracias por el comentario Muntaner.

Bueno, yo creo que el prestigio de cualquier general alemán ha quedado "rayado" desde la IIGM, salvo para los frikis como nosotros. Ya se sabe que la historia la escriben los vencedores y por ahora son los anglosajones. Y claro, no paran de echarse flores (y encima lo saben hacer bien ¡hay que jo...! ;-)

En cuanto a Hofschröer, coincido contigo en que hacia falta alguien que comenzara a poner las cosas en su sitio. Yo solo me he leído dos de sus obras publicadas por Osprey: "Leipzig "y "Lutzen y Bauzen". La primera me gustó bastante. La segunda me pareció bastante mala. En esa obra cometía los mismos errores que señalamos sobre la historiografía de los hijos de la Gran Bretaña. Pero en este caso es tremendamente germanófilo.

En cuanto a los fastos del 2015, pues ya veremos, porque lo que fueron los de Austerlitz.

Un saludo

muntaner dijo...

Te sugiero no te pierdas 'Waterloo', del ínclito Hofschröer. No es que sea una biblia carente de errores, pero ofrece una panorámica que hasta la fecha sólo había visto repartida entre varias obras, no unificada en una sola. Se complementa de un modo admirable con 'The Waterloo Companion', de Mark Adkin, que hasta la fecha viene siendo considerada, en el mundo anglosajón, como 'the ultimate' en todo lo relacionado con Waterloo. Si lees las dos con atención a los detalles (yo lo he hecho) verás que son cantidad los sitios donde discrepan, y en algunos casos son asuntos de bulto, no el usual puntualizar si la gorrilla de un regimiento era verdosa o grisácea.

En cuanto a los fastos, en los de Austerlitz los franceses se inhibieron bastante, los austríacos no recuerdan la ocasión con simpatía y los rusos habitualmente no quieren saber nada, quizá porque no sólo fue un desastre, sino que además fue un desastre invernal. Waterloo es muy distinto. Aquí todo el mundo puede lucirse, tanto si ganaron como si perdieron. A los ingleses, en particular, les pilla muy cerca, y de siempre les ha encantado cruzar el Canal Inglés para correrse una juerguecilla veraniega. El campo de batalla, hoy en día, es un auténtico parque temático (lo que ni de lejos es Austerlitz), al punto de recibir medias diarias de visitantes en la banda de los diez mil (el pasado 18 de junio creo que pasaron de 25.000). Los pueblos del área 'chupan' considerablemente de los turistas interesados en la batalla, lo suficiente para estar vivamente interesados en que los festejos sean de los que atraen turistas en la banda de las docenas de miles, si no en los cientos de miles.

El fenómeno se nota de un modo delicioso en una librería de Londres que sin duda conoces: Foyles. En los últimos meses han aparecido alrededor de diez títulos nuevos sobre la campaña y sus participantes, además de multitud de reimpresiones. Para que te hagas una idea, hasta se ha reimpreso el librito de Lady Madeleine De Lancey.

Waterloo 2015 va a ser verdaderamente sonado (a mi no me cabe duda). Vete preparando para ver a Frau Merkel reivindicando la memoria de Blücher, Gneisenau y todos los demás. Si no por otra cosa, porque sus electores, si no lo hiciera, la despellejarían.

Major Reisman dijo...

Buenas

Gracias por el comentario y la recomendación Muntaner

No se si conoces "La batalla de Waterloo" de Alessandro Barbero. A mi me gustó bastante y describe la batalla bastante bien, sobre todo el papel de los prusianos. De todas formas reconozco que mis conocimientos napoleónicos son de nivel "normalillo".

En cuanto a lo de Waterloo, probablemente sean mejores que los de Austerlitz porque a los ingleses el reenactment les chifla y como ellos no estuvieron en dicha batalla, pues no fueron y no dieron publicidad. Así que no me extraña que no saliera muy allá. Y además está toda la industria del turismo como bien dices. Bueno, ya veremos.
Un saludo

muntaner dijo...

He leído el libro de Alessandro Barbero, y me decepcionó bastante. El papel de los prusianos, y siento discrepar de lo que piensas, lo describe de un modo muy tendencioso, ocultando casi por completo la persecución nocturna (el Reine Klapperjagd). No me sorprendió. En su novela Mr Pie (o algo así) ya se despacha muy ampliamente con Prusia y con los prusianos, que evidentemente no le gustan mucho.

Sobre Waterloo hay tantas opiniones no coincidentes como historiadores se han atrevido a explicarla. De ahí que a todos los que alguna vez me preguntan cuál es la mejor versión para empezar a comprender les recomiendo lo mismo: que lean el 'report' de los participantes más señalados, que son el de Wellington, el de Gneisenau, el de Ney, el de Pozzo di Borgo, el de Von Vincent y, muy especialmente, el de nuestro Teniente General Miguel-Ricardo de Álava. Por cierto, si no lo conoces, y no lo tienes, apunta una dirección e-mail y te lo hago llegar en el idioma que prefieras, inglés o español.

Major Reisman dijo...

Buenas

Gracias por el comentario y las recomendaciones Muntaner.

Bueno supongo que todo el mundo puede tener sus "tendenciosidades". Sin haber leído el libro de Hofschröer tampoco parece muy imparcial al titularlo como "Waterloo Campaign- The german victory" si tenemos en cuenta que en 1815, Alemania como nación no existía. Está claro que si quieres conocer un tema hay que seguir el consejo de Cervantes y no hay que leer un sólo libro, sino varios, y luego formar tu opinión.

Un saludo

muntaner dijo...

El libro son (eran) dos. El primero se llamaba '1815 The Waterloo Campaign. Wellington, his German Allies and the Battles of Ligny and Quatre Bras'. Lo publicaron en 1998 Greenhill Books y Lionel Leventhal, de Londres, y Stackpole Books, de Mechanicsburg (PA, USA). Al año publicaron la segunda parte, 'The German Victory' (los mismos editores). Ignoro desde cuando se han unificado en el solo 'Waterloo' a palo seco. La edición española siempre se ha llamado así, desde la primera impresión en 2005. La traducción a mi juicio es excelente, muy cuidada, seguramente por haber sido revisada por un reconocido experto en historia militar, D. Francisco Gracia Alonso. Es tan buena que a mi juicio no hay diferencia significativa de calidad entre la obra original en inglés y la traducción al español (cosa por demás inusual).

En 1815 existía un conjunto de países caracterizados por hablar el idioma alemán. Había un Imperio, cinco reinos, media docena de grandes ducados, alrededor de treinta ducados, una docena de principados (el rango de un 'fürst' es inferior al de un 'herzog') y unos cuantos marquesados. Antes de la Convención Francesa formaban el Sacro Imperio Romano-Germánico. En 1815, a resultas del Congreso de Viena, se habían comenzado a organizar en una 'Federación Alemana' ('deutscher bund'). Aún faltaban 65 años para que la mayor parte se unificara con Prusia para formar el II Reich, aunque ya para entonces (y desde mucho antes) sus habitantes se daban a sí mismos el título de 'alemanes'. Es muy poco conocido que bajo Blücher formaban cinco cuerpos de ejército, no los cuatro que los historiadores descuidados nos explican. El quinto, inicialmente a las órdenes del Graf Kleist von Nollendorf, se llamaba 'Norddeutsche Bundescorps' 'Cuerpo de los Estados Federados Alemanes del Norte'), y lo integraban 25.000 hombres procedentes de diversos ducados y principados del norte de lo que hoy llamamos Alemania, con mínima presencia prusiana. 'Alemania', como bien dice Major Reisman, no existía por entonces como ente administrativo, pero los alemanes sí existían. Lo hacían desde unos dos mil años antes, siglo más o menos. Si Hofschröer habla de la 'Victoria Alemana' es porque de los casi 250.000 soldados aliados presentes en el Reino Unido de los Países Bajos (entidad nacida en marzo de 1815, disgregada en 1830 y cuyo territorio estaría hoy formado por el Benelux más algunos territorios de la BDR y de Francia), unos 190.000 eran 'alemanes' de pleno derecho, tan de pleno derecho que en su inmensa mayoría sólo sabían expresarse en alemán.

Major Reisman dijo...

Buenas

Gracias por el comentario Muntaner.

Pues que quieres que te diga. A mí no me parece lo mismo "pleno derecho" que "expresarse en alemán". Lo primero indica un status nacional, lo segundo no. Es por esa razón que el término "alemán" no significaba lo mismo en el siglo XIX que en la actualidad. Por poner un ejemplo, nadie habla de "derrota alemana" cuando se escribe sobre la campaña de Prusia en 1806. Que tú o yo hablemos en esos términos para entendernos es comprensible. Que lo haga un historiador serio en un trabajo, no lo es. Un historiador debe de ser riguroso. Y creo que definir a Waterloo como una "victoria alemana" es un error. Lo acertado hubiera sido decir "victoria aliada". A menos que Hofschröer buscara deliberadamente llamar la atención. Si ese es el caso entonces tampoco me parece bien. Me parece una táctica muy burda digna de la prensa rosa.

También puede ser que Hofschröer quisiera dejar claro desde el principio sus prefencias como ocurre en su obra "Lutzen y Bautzen". Entonces creo que ese ya sería un error grave porque lo único que indica es que ha perdido objetividad. Todo el mundo está de acuerdo (salvo los hijos de la Gran Bretaña) en que la historiografía de Waterloo ha sido hasta ahora demasiado pro-british. Pero en mi opinión eso no se arregla aplicando la ley del péndulo y realizando trabajos pro-deustch. Una cosa mal hecha no se arregla realizando otra cosa mal hecha: Con eso sólo se consigue empeorarla.

Pero bueno, se agradece la recomendación por si algún día me apetece volver a leer algo sobre Waterloo.

Un saludo

Anónimo dijo...

Volviendo a la película de Goebbels... Tenía entendido que él consideraba Kölberg como su testamento cinematográfico, por eso no escatimó en gastos y en meterse a cada rato con el guión. No importaba tampoco que poca gente la vería, porque estaría pensada para un futuro más optimista, para cuando Alemania finalmente ganara la guerra y se recordara a quienes lo habrían hecho posible. Quizá alguien en el futuro, en una situación parecida, recordaría al pequeño doctor y su contribución con estos filmes a levantar la moral popular y el espíritu de combate del III Reich. Creo que hay un cierto paralelismo con una película mexicana llamada "La Virgen que forjó una patria", hecha también con fines propagandísticos y que parte de la misma premisa: la duda sobre alcanzar el objetivo deseado y la recreación de un hecho en el pasado como justificación. Aunque no puede acusarse a la mexicana de copiar "Kölberg", porque se realizó en 1942.

Quien sabe si eso sea verdad, lo cierto es que cuando se trataba de hacer propaganda el régimen no se limitaba, si mal no recuerdo así se hicieron películas como el "Jüdd Süss", "Koch" u "Ohm Krüger", este último sobre la guerra de los Boers.

¿Podría preguntar donde se puede conseguir Kölberg? Aquí en México es inútil preguntar, así que si tienen alguna información, lo agradecería mucho.

Un saludo.

Darío, el pequeño.

Major Reisman dijo...

Buenas

Gracias por el comentario Darío.

Es curioso lo que comentas porque precisamente la película "Malditos Bastardos" hace referencia a un supuesto éxito propagandístico del cine del III Reich sobre el cine de Hollywood.

En cuanto a lo de encontrarla, tienes que usar la mula.