Como en la anterior entrada, aquí traigo otro un ejemplo de una pésima adaptación de una obra literaria, que independientemente de su calidad, tenía material suficiente para haberse realizado una más que decente producción bélica. En este caso, aunque no había falta de presupuesto, si estaban los handicaps de tener un equipo técnico e interpretativo de segunda fila y un guión absurdo.
"
Biggles" fue un intento de llevar a la gran pantalla el
personaje literario de W.E. Johns que narra las aventuras de un piloto británico de la Primera Guerra Mundial. En principio la idea era bastante buena, porque el personaje es muy popular en el mundo anglosajón (aunque yo reconozco que no he leído nada de él). Johns escribió sus novelas dirigidas al público juvenil del período de entreguerras. Tuvo un gran éxito y continuó escribiendo hasta el año de su muerte en 1968, completando más de 100 volúmenes en los que el Capitán John "Biggles" corría diversas aventuras y pilotaba todo tipo de avión británico desde el
Sopwith Camel, pasando por el
Hurricane y el
Spitfire, hasta el
Hawker Hunter.
En principio se pensó en una película con un cierto estilo a lo Indiana Jones, pero en 1985 llegó a las pantallas la película "
Regreso al futuro" y alguien tuvo la
brillante idea de introducir los viajes en el tiempo el guión, una idea totalmente ausente en las novelas de Johns. Pero no se conformó con un viaje temporal "normal". No, que va. Se les ocurrió la idea de inventar un "gemelo temporal" que saltaba desde la década de los 80 a los campos de Francia en la Primera Guerra Mundial cada vez que Biggles se encontraba en peligro. Para colmo, algún guionista debió de leerse la aventura de Tintín titulada "
El asunto Tornasol", porque en la trama aparece un arma sónica alemana que los protagonistas deben de destruir. Resumiendo: les salió un churro.
Por si no era suficiente, para hacerla aún más deleznable las interpretaciones son de lo peor que puede uno ver en una película. Tras verlas me asaltaron serias dudas de la existencia del famoso prestigio shakesperiano de los actores británicos. En cuanto al aspecto técnico, la escena del combate aéreo es pasable, pero el resto y teniendo en cuenta que es una película de ciencia-ficción, más que efectos son defectos especiales. Lo del rayito azul sobreimpresionado en los fotogramas cada vez que el héroe va a pegar el salto temporal estaba desfasado en los 70. Y si uno mira el video del combate aéreo notará como el actor está escondido en la carlinga y lo que hace es simplemente subir la cabeza en lugar de aparecer.
De todas formas el momento más increíble de este engendro es cuando Biggles salta a 1980 y toma prestado un helicóptero diciendo algo como: Si uno puede hacer volar un Sopwith Camel puede hacer volar cualquier cosa. No hace falta haber estudiado aeronáutica para darse cuenta de tamaña estupidez. Un avión y un helicóptero vuelan de forma muy distinta, así que lo más probable es que se hubiera pegado un morrón de aupa. Pero bueno, como era de esperar el héroe no sólo lo domina en un pis-pas, sino que se lo lleva a 1917 y consigue aniquilar la temible amenaza huna (en esa época no eran malvados nazis, eran malvados hunos).
Hay dos elementos curiosos en este desaguisado. El primero es su banda sonora. No es que sea buena o adecuada para la historia. Todo lo contrario. Lo que pasa es que también pretendieron emular el estilo de "
Los Inmortales" y el grupo
Queen, aunque en este caso contrataron a John Anderson y
Deep Purple. El segundo es que es la última película en la que interviene el actor Peter Cushing. Una pena que este fuera su último film.
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